Saturday, January 06, 2007

Algunas de las casas están deshabitadas
sus ocupantes viajaron y no regresaron



La historia se reitera: construimos, transformamos lugares, volvemos generoso lo estéril pero la vida nos lleva a otros sitios.

El afecto ata a los lugares, los ojos ensoñadores generan paisajes nuevos que permiten mirar lo desconocido y descubrir que el lugar idílico es aquel donde perdura el afecto, no importa que el paisaje sea frío o cálido, lo esencial consiste en encontrar al final del día unos ojos soñadores, sonrisas que abrazan y caricias que nos hacen danzar y mirar hacia las estrellas.

"Cuento yo las estrellas en las noches serenas
porque busco tras ellas mi nueva ilusión
miro yo las estrellas,
cuento una por una
ofrecer quiero a una, mi corazón.
Ella sonríe aumentando su brillo,
embelesado miro yo su esplendor.
Cuento yo las estrellas hasta la madrugada"
(Vals argentino)


El afecto hace amar el paisaje ajeno, florecer el desierto, compartir el verde de la montaña, encontrar la soledad en la muchedumbre y la multitud en la persona amada.

El lugar perfecto de la vida es el amor, cuando éste falta el recuerdo de las montañas azules, de los lugares vividos, de las montañas felices, brota para ocupar la silla vacía y disfrutar de la compañía. Ahí aparecerá el amigo ausente, el familiar desaparecido y al mirarte en el espejo hallarás el susurro de los valles, las huellas de los ancestros.

1 comment:

vanessa said...

mi teto.... eres tan hermoso, que duele!