Thursday, December 28, 2006

YESTERDAY


Brindemos por el azul del mar Egeo

la salamandra del mediodía

y el erizo de mar oculto en las hojas rotas

de la cantera abandonada.

Brindemos por el canto de las ranas y los grillos,

reclamos de amor,

para el chapul de alas rojas,

la rezandera café y la mariposa amarilla.

Saludemos el desfile de perdices

que buscan el agua de la mañana,

mientras en la tarde

los halcones cazan arreboles en las nubes blancas.


Brindemos por el agua que viste nuestro cuerpo,

cuando hacemos el amor iluminados por la luna,

los ojos del búho y de la iguana,

abanicados por aleteos de azulejos, asomas

y torcazas nagüiblancas.


Brindemos por la ventana de la luna,

atrapada en viento enrejado

y visitada por el azul de las botellas.


Brindemos por las voces de hombres, mujeres y guitarras

que desde horas tempranas hasta el amanecer cantaron

para transformar el baldaquín de helechos

en tálamo para el amor y la danza,


Brindemos por las huellas del amor

en ojos, labios y espaldas,

susurros cautivos y lágrimas derramadas,

labradores en la roca de cunas de afectos y de esperanzas,

que convirtieron los árboles en sonajeros

y el agua en gotas altas.


Brindemos por la tierra fatigada

transformada en humus por manos de anciana y pasos de infancia.


Brindemos por los jardines pequeños,

hogar de la hormiga y de la cigarra

donde la lombriz se divierte

al sembrar nuevas rutas de agua.

Brindemos por los juguetes, el mico de felpa,

el carreto dentado, la pelota desinflada,

la muñeca dormilona, el reloj desorientado,

las bolas de cristal y la flauta desamparada.


Brindemos por la sangre roja injustamente derramada,

en jardines tristes con plantas abandonadas

en espera de una gota de agua, sin perder la calma.


Saludemos las hojas jóvenes del árbol mutilado,

los retoños frágiles de la semilla recién plantada,

la flor azul y amarilla que abre en la mañana

y a la mariposa nocturna en búsqueda de la luz escasa.


Brindemos por los senos llenos de miel y de leche

que alimentan nuestras esperanzas.


El yesterday, astrolabio de lontananzas,

desde la ventana enrejada mide las distancias,

la vida parece escaparse,

los recuerdos logran su importancia.

Héctor Pérez

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